martes, 6 de diciembre de 2011

La Irreverencia Elocuente

La Irreverencia Elocuente

Siempre, desde que fui un niño pequeño, he tenido la necesidad de expresar verbalmente mis emociones, plantear mis dudas -desde las más grandes y serias hasta las más ingenuas-, presentar públicamente mis opiniones y de, esencialmente, hacerme escuchar. Nada me produce un temor tan grande como el imaginarme en situaciones en las que no pueda decir lo que pienso sobre algún tema en particular al punto de ser este un tema materia de recurrentes pesadillas en las que las circunstancias oníricas me han privado de esa capacidad.

Nací con la enfermedad de la irreverencia elocuente, como dice mi madre: "Con respuesta para todo...¡Siempre!" y no hay un solo día en el que no agradezca por esa cualidad aun y cuando ser de esta manera me ha causado un sin numero de inconvenientes; Por ejemplo, solo las ironías y el sarcasmo me han representado hacerme con el desprecio de, calculo yo,4 personas por cada una que simpatiza con mis maneras y pareceres.

Existe mucha gente por ahí que no esta lista para escuchar y leer cosas expuestas con frontalidad y sobretodo con  una encantadora y despreocupada"ligereza" y es por esto que sigo intentando encontrar el equilibrio preciso para poder decir las cosas a mi manera, llamemosle "el Balance Ideal", pero sin comprometer la honestidad de las palabras pretendiendo ser "políticamente correcto".

En este espacio procuraré ser 100% sincero, franco y "crudo", sin recurrir a eufemismos vergonzantes para maquillar mis pareceres pero tampoco implicando que esa "crudeza" será obscena, vulgar o el discurso estéril, fácil y poco elaborado.

Siento que es vital  que en estos tiempos complicados que vive el Ecuador, la América Latina y el mundo que TODOS digamos lo que pensamos, que no aprendamos a quedarnos callados esperando a ver si los más (la mayoría) piensan igual que uno para recién soltar una palabra temerosa. Aprender a escondernos pusilánime y cómodamente en el silencio es lo peor que le puede pasar a una persona, Horacio Guarany dice con esa enorme sabiduría que tienen algunos cantores populares: "(...)El Silencio, cobarde, apaña La Maldad que oprime" y no se equivoca, cada segundo en el que dejamos de hablar ellos no dejan de hacer el mal, de hacer daño, de amordazar, de violentar, de oprimir... de REPRIMIR!

Dicen con soltura y desparpajo que uno es "dueño de lo que calla y esclavo de lo que dice"; Prefiero ser mil veces esclavo de mis ideas manifiestas, mis posiciones firmemente expuestas pero también de mis equivocaciones publicas y de mis limitaciones en evidencia a ser el dueño de mis más nobles pensamientos de una manera silenciosa y cobarde.